Lo de “El mayor espectáculo visual después de Avatar”… no es para tanto. Aunque la imagen es bonita y al principio el efecto 3D es buenísimo, nada más dura unos 5 o 10 minutos. No merece la pena gastar en doble en verla en este formato.
Al final viene a ser una especie de Naúfrago de Zemeckis pero pretenciosamente mística, llena de mensajes filosóficos, teología, crecimiento personal e incluso autoayuda. Casi que parece una fábula de esas de Jorge Bucay pero tampoco es que el mensaje quede del todo claro, aunque cada uno lo pueda interpretar a su manera.
Lo mejor, la fotografía, el tigre y cuando el protagonista cuenta su infancia. También aquello de que las religiones son diferentes caminos para llegar a dios, todos igual de válidos e incluyentes si se quiere.
Lo peor, que se hace un poco larga y eso es un mal síntoma. El mensaje, al menos a mí, me dejó un poco indiferente, no aporta nada nuevo.
15/01/2013
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